Fallece Federico Esparza
JULIO CÉSAR SALAS
La tinta del maestro Federico Esparza dibujó ayer el último trazo de una vida fecunda y creativa.
A los 73 años, el Profe cerró el tintero y dejó que las palabras descansaran un momento.
Aunque originario de Aguascalientes, Federico Refugio Esparza González adoptó a León como una segunda guarida, donde sembró amistades y cosechó abrazos sinceros.
El noble corazón del Profe rindió ayer su último latido cerca del mediodía, acompañado de su esposa Virginia Rodríguez Quiroz, mientras desayunaban recién salidos del Instituto Cultural de León, al cual Federico se había incorporado meses atrás.
Su hija Hilda Esparza Rodríguez recordó que su papá en alguna ocasión había comentado que prefería morir de un infarto, arropado por la tranquilidad de su familia, y su deseo se cumplió.
Maestro rural de vocación, el joven Federico desarrolló de manera autodidacta su habilidad para el dibujo.
Hombre alegre, excelente conversador, crítico acérrimo de la hipocresía e inimitable bebedor de pensamientos, Federico Esparza dejó en el periódico a.m. un cuarto de siglo dedicado a los cartones políticos que satirizaban las acciones de los gobernantes de las tres esferas.
Siempre estuvo acompañado por la música y lo mismo escuchaba una pieza de Beethoven que a “Copo de Nieve” y su son cubano.
Como escritor fue un finísimo cuentista, su memoria prodigiosa le permitía describir lo mismo el semblante de su querido pueblo que las más sensibles fibras del alma.
Pero lo que el Profe desarrolló como pocas personas fue su discreción. Sabía de los secretos de todos sus amigos y los conservó como quien resguarda un tesoro.
Sus hijos Federico, Hilda; Carolina y Patricia, que se le adelantaron; Ricardo, Alejandro y Mauricio lo presumieron como un excelente padre, que a pesar de ser un incansable trabajador, siempre dedicó el mayor tiempo para ellos.
Como abuelo fue un excelente cómplice y mejor consejero: su edad no fue impedimento para pedir ayuda de sus nietos y atreverse a invadir las computadoras y los modernos correos electrónicos para continuar con su trabajo como caricaturista.
Deja en la orfandad a los amigos viejos y nuevos, a los corazones conocidos por años y aquellos que de manera reciente había conquistado con su sencillez y don de gente.
Descanse en paz.
La misa de cuerpo presente de Federico se celebrará en la capilla de Eternity, a la una de la tarde, después su cuerpo será incinerado, según su decisión.
Fuente.
No se vale, Profe
Más Café
Luis Alegre
Profe Esparza:
Le escribo porque se nos fue sin avisar y eso no se vale. Nos dejó sin la última noche de ronda juntos, sin el último chiste picoso, sin la anécdota como sólo usted la sabía contar. Nos dejó sin el cartón de mañana, sin su gracia para desmenuzar los avatares de la política y sin su inteligencia para destrozar con una sonrisa cualquiera de nuestras bobas teorías de la vida.
Más aún, nos dejó sin pagar la cuenta por una amistad tan cara como la suya. Y es que usted fue, para nosotros, para los que creemos en los sueños y respetamos los afectos, un profesor de tiempo completo.
Y no es que necesariamente le frecuentáramos día con día. Por el contrario, usted nos enseñó que los amigos son desde el primero hasta el último día y que no importa si en medio hay mil ocasiones juntos o unas cuantas repartidas en pilas de años: su risa, su apretón de manos y su abrazo eran siempre una cariñosa bienvenida a los amigos de toda la vida.
Así nos hizo sentir a todos los que algún día llegamos a la redacción del diario donde usted hizo historia. Nosotros éramos nuevos; usted ya era quien era. El ojo crítico de la cotidianidad, el verdugo implacable de la tontera política, el optimista irremediable, el amante de las letras, el maestro de la vida misma. Ese es Federico Esparza.
Y digo es, porque aunque se fue así como así, seguirá siendo nuestro amigo. Perdón que no lo demos de baja. Sea usted bienvenido a todas nuestras pláticas y acompáñenos en todas esas noches en que creemos estar a punto de descubrir el sentido de la existencia. Su alegría por la charla sin otro rumbo que la risa nos la quedamos. Ya disculpará.
Gracias Profe por sus libros, por sus cartones, ¡sus calaveras!, por su mirada. Gracias por enseñarnos su particular definición de la amistad y del amor. Para eso le escribía, para decirle ¡Gracias don Federico! ¡Todos lo queremos un chingo! (y usted diría ¿y por qué no dos chingos?)
Pero no se vale Profe. No nos dejó decir adiós, pero ya sabemos que es tan sólo, inexorablemente, un hasta luego.
Las perlas
Jesús Vázquez
Empresario
Fuimos vecinos durante 30 años, pared con pared. Era una persona muy culta. Mi más sentido pésame para el periodismo leonés. Trabajó por muchos años en el Seguro Social. Compartimos muchas ilusiones y muchos sueños. Fue un gran hombre. Y nos queda su recuerdo. Yo conservo el manuscrito original de uno de sus libros.
Mauricio Esparza Morís
Monero
Con mi padre compartíamos mucho la forma de ver la vida. Era muy alegre y muy responsable con su trabajo. Muy disciplinado. Yo quiero seguir su ejemplo. Falleció cuando estaba desayunando en un restaurante. Mi padre murió pleno y satisfecho. Logró lo que se propuso y vivió feliz. Hoy que falleció estaba estrenando un traje
Fuente.
¡Adiós, Profe!
Reporte de inteligencia
Pablo César Carrillo
Cuando lo invitamos a colaborar en Milenio León, me dijo: “Asumo esta responsabilidad con honor”. El profesor Federico Esparza González, fallecido ayer en León víctima de un infarto, era uno de los últimos caballeros de la pluma fuente, un humorista extraordinario y un periodista astuto que contó la historia de León en los últimos 30 años, con honor.
Descanse el paz el profe Federico.
Su trabajo era de lobo y no de oveja. Se dedicaba a criticar a los políticos y poderosos, a los gobernantes y a los empresarios, con sentido del humor. En realidad era un lobo con piel de oveja. Pero era un lobo justo: Jamás se excedió en sus juicios y jamás le dio a alguien una crítica inmerecida.
Federico decía la verdad. Un caricaturista no puede mentir ni difamar porque entonces no provocaría risa. Federico rescataba el sentir de los leoneses y lo plasmaba en un dibujo que, con frecuencia, arrancaba carcajadas. Hace unos días hizo un cartón magistral para ilustrar las alianzas partidista: un matrimonio gay entre el PAN y el PRD.
El Profe tenía independencia. Nunca se detuvo ante ningún tema por delicado que fuera. Su oficio era de trasgresor e irreverente, pero con un respeto al otro muy especial y un sentido político muy atinado. Nunca hizo grilla en los partidos políticos, pero entendía muy bien las coyunturas. Federico hacía una síntesis de lo que estaba ocurriendo con una sola imagen y los criticados terminaban pidiendo una copia de su caricatura para conservarla. No hay humor posible sin independencia, porque el humor oficial no existe.
Tenía una técnica elocuente. Sus personajes comunes eran hombres mal rasurados y de pelos parados, con un gesto de ingenuidad. Lo recuerdo en un escritorio, sentado frente a un papel en blanco, con la pluma fuente en la mano, y su botecito de tinta a un lado, tratando de sacarle el alma a los personajes de la política. Miguel Ángel Salim le salía igualito, José Ángel Córdova era idéntico, Felipe Calderón era un clon. Enhorabuena por quienes tuvieron la distinción de ser dibujados por él y lástima por quienes nunca tuvieron esa dicha. Ser dibujado por Federico era una muestra de que existías.
Ayer por la tarde vino un amigo y vio sus últimos cartones sobre mi escritorio, y me dijo: “Cómo me hace reír Federico”.
Le tuve que dar la mala noticia: “Te hacía reír”.
Se nos fue el profe Federico, el gran maestro del dibujo de humor que nos explicó con manzanitas la historia política de Guanajuato.
En lo personal voy a extrañar su espléndida conversación, su amistad y sus lecciones de periodismo. Voy a extrañar esos desayunos bimestrales en los que me hacía reflexionar sobre lo que hacíamos en el periódico. Y en Milenio León, vamos a extrañar su colaboración atinada de todos los días: su veracidad, su independencia y su técnica elocuente.
Profe: tenerlo en este proyecto fue un honor.
Fuente.
El Profe Federico Esparza nos ha heredado experiencias significativas a cada palmo de su obra y un gran ejemplo de trascendencia. Me llamó Susy. Hablé también con Moris. Hemos comentado poco.
Cartón: Milenio.
En El Taller de LAGS me encontré este trabajo sobre El Profe:
LAGS. Monero.
Morís escribió:
"Quisiera contarles que, hace algún tiempo, en el marco íntimo de nuestra amistad, el Profe Federico me propuso un pacto de honor:Él partiría primero, porque no estaba dispuesto a padecer, una vez más, la tristeza de tener que despedir a su gente. Quería hacerlo de forma súbita y pacífica, alrededor de los 70.Viendo qu...e la idea no me gustaba del todo, se comprometía, mientras tanto, a no desperdiciar un segundo en actitudes inútiles ni actividades improductivas, y lo que es más, con tal de que lo dejara cumplir ese secreto deseo, prometió que habría de hacer de su vida un regocijo completo, que iba a atender exclusivamente a los impulsos de su espíritu, llenando sus días con horas de gozo, que en su caso, aclaró, tendrían que ver con el placer de la lectura, la creación literaria, el lúdico desmán del dibujo de caricaturas, las aulas, el reparto casi robinhoodiano del tesoro de la cultura; allegarse por las mejores compañías, por sus favoritas. Se la jugaría en cada momento por lo que le gustaba.Ejercería, pues, con toda intensidad su particular sentido del amor, revestido SIEMPRE por su también peculiar sentido del humor.Apenas así estuve conforme y listo para sellar el pacto. Mi parte consistiría simplemente en no llorarle más de lo necesario, en no desperdiciar un segundo en lamentaciones irracionales y en honrar amorosamente la vida que me dio.Una vez que estuvimos de acuerdo, el Profe Federico, mi capitán, se dedicó a leer, a escribir, a hacer sus ácidos cartones; se integró al Consejo Cultural, a sus amados talleres literarios, sólo abrió los oídos y la boca para contenidos ricos y enriquecedores y el corazón para querernos y dejar que lo quisiéramos.Él, a los 72 años ha cumplido su parte. Les platico entonces, que la forma en que se ha ido es por demás merecida. Se fue antes que todos nosotros, su gente, y si quieren adherirse conmigo a este pacto, no hay más que llorarle un tanto, y luego, en su nombre, honrar amorosamente el ejemplo que nos representó.A todos, un abrazo."
Junto con un cartón:
El León de Cobre y El Cerrito de las Ranas:
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