Como los cerebros reptilianos y escombristas disfuncionan contra la espera, las ondas alfa y los centros generadores de endorfinas drogan la consciencioa para hacer más llevadero el rato inútil, y entonces, no sé en qué grado de pachequez esquizofrénica nos encontrábamos Uriel y yo, que reflexionamos ampliamente sobre el tren minero que corría junto al taller del Chino... ¿A dónde va?... Ah, el tren del Chino va a... a la Chingada. Y es que ya habíamos teorizado también sobre todo lo que hay en ese lugar, las novias, la lana, el tiempo perdido, los amigos que mandamos, los sueños, la escuela, todo, todo lo que era susceptible de estar en la Chingada, enviado o perdido irremediablemente, tenía que ser transportado hasta allá (localización geográfica imposible de ubicar dado que la Chingada se encuentra cruzando varias dimensiones, pero hay un referente material saliendo de Lagos de Moreno).
Y como a todos nos han mandado a la Chingada, hasta nosotros estamos presentes allá, y, claro, hemos sido necesariamente transportados por el tren del Chino hasta nuestro destino. Por eso es un cruce dimensional, estamos allá y acá al mismo tiempo, y si un día nos trasladamos vía tren de Chino para allá, encontraremos todo aquello que en su momento de lo llevó la... se lo llevó el tren del Chino. Así surge esta leyenda y concepto que hasta hoy acompañan la estructura mental de la banda.
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